Como si fuera la luna que viaja de nueva a llena, que disminuye y aumenta, que alumbra o no se deja ver…

Vivimos dos realidades o tres o cinco o quinientas, puedes vivir en el miedo o respirar sin creer que un bozal puede salvarte, que una vacuna protege de un virus que está en todas partes pero tú no logras ver.

Otra cara es también cierta e igualmente verdadera, la cara de la moneda que no tiene miedo, que no ve las noticias pesimistas de los medios oficiales, las entrevistas tremendistas y los coloquios fatales.

La cara que siempre alumbra, que confía en la vida sana, sin las vacunas perversas que te intentan imponer.

Son las vacunas del miedo, una, dos, tres…las que ellos quieran, porque tienen tu inocencia y tu voluntad robadas, porque contigo hacen su colada y te destiñen el alma.

Y cada vez somos más los que hemos visto la farsa, despierta si aún tienes ganas, si aún te queda algo de fuerza, la vida aún no está muerta, hemos ganado la batalla.

Y no podrán con nosotros y les plantaremos cara, con mucho amor, muchas ganas, calma y un poco más de paciencia.

La luz ya ganó mi hermana, descorre el velo y salta la verja. Estamos todos dispuestos a salir vivos de toda esta fiesta.

La cara que hoy más me alumbra es la cara que mi alma alimenta.

La cara del corazón que no conoce más virus que el virus del puro amor.