Hace días que noto tu presencia.
Mientras ordeno estanterías y organizo los guiones, mientras recojo las salas y cierro las viejas puertas que me recuerdan a las de la Voz. Mientras tu voz se desvanece y empieza a desaparecer, tu energía está más viva que nunca. Nos la has dejado en los micrófonos, la incrustaste en las pantallas, la desparramaste en los guiones…
Viajas por las salas y continúas bajando por las escaleras, agarradito a la barandilla, despacito, encorvado, envejeciendo dignamente; como viviste, siempre majestuoso, siempre magnífico!
Las palabras, los gestos, las risas que salieron de tu garganta aún siguen encerradas entre estas paredes insonorizadas y herméticas. Cuántos diálogos! Cuántas horas de desasosiego, de dudas infinitas, de disgustos solitarios, de alegrías compartidas…
Y aquí seguimos, más vivos que nunca, todavía ilusionados, después de atravesar el desierto varias veces, sin agua ni comida…Pero el ayuno nos ha hecho fuertes y tu fuerza también es ahora la nuestra y tu honradez y buen hacer son tu legado.