Y me miro en el espejo y me veo como siempre…¡Qué visión distorsionada! Estás más vieja que ayer y más joven que mañana.
Tienes la piel de tortuga y el corazón de manzana.
Tus ojos brillan a veces cuando no están llenos de agua, tus suspiros de princesa suenan a cantos de rana.
Eres abuela amorosa, fuiste madre, hija y hermana.
También esposa eficiente, actriz, estudiante y casi monja.
¡Qué cortita es esta vida! ¡Cuántos paisajes asoman! Necesitaría vivir mil veces más, muchas más horas, para poder caminar los caminos que me esperan, los pueblitos, las ciudades, los valles y las laderas.
Porque a pesar de mi edad, a pesar de mis ojeras, aún me quedan muchas ganas para gozar en la tierra.