Nos dieron para mucho esos pocos diez años. Para sembrar los sueños que pasaron de largo.
Para engendrar los hijos que la vida propuso, para enfrentar la ausencia, para querernos mucho.
Nos dieron para mucho esos locos ochenta, donde no había teléfonos que nos entretuvieran.
Donde andábamos rectos sin bajar la cabeza, sin mirar sin parar el Whatsapp que nos tienta.
Fueron cortos e intensos, la juventud aprieta. La crianza es difícil, la soledad inmensa.
Y no habían amigos, ni cerca ni a la vuelta. Sonaba alguna radio y el cassette de la tienda.
Pasaron como un rayo, sin darme apenas cuenta, entre risas de niñas eternamente ingenuas.
Pasaron y ahora siento que aún están muy cerca, sólo falta mi madre, mi padre y mi añorada abuela.
Disfruta del momento, aunque eso sólo tengas. No importa nada más, sólo el SER que es tu esencia.
Y cuando, de reojo, vuelvas la vista atrás, recuerda que el ahora nunca más volverá.