No quiero pelear contigo, ni convercerte de nada. Yo ya vengo convencido con amor y confianza.
Y cada vez somos más los que miramos de cara esta loca enfermedad que os pone fea la cara.
Que os encoge el corazón y os enemista conmigo y con todo aquel que ose no ponerse ese bozal. No haga caso de la radio o el telediario oficial.
Estamos en una guerra y la trinchera es tu hogar. Y te vacunas por miedo, también por el qué dirán.
¡Vaya pena compañero! ¡Qué triste y absurdo será observar que al final todo, sólo era para aumentar las ganancias de unos pocos a costa de los demás!
Ellos morirán matando, a mi no me matarán, ojalá que a ti tampoco, ni a tu hijito de cristal.
Abre los ojos mi hermano, sal al mundo a respirar. La libertad de escoger no te la pueden matar.