Si pudiera volver a mi niñez y caminar por la feria del pueblo del domingo en la mañana…
Volver a mirar con otra conciencia la sencillez de la gente, la alegría de los niños con la carita rajada por la tierra y el frío y la mirada llena de ilusión de los viejos que saben que se marchan pronto de la vida plena que llevaron.
Si pudiera volver a alimentarme con otra conciencia, la soberanía del sabor de aquellos panes de pueblo, de la abundancia natural que la Madre Tierra aporta a sus hijos…
Entonces volvería a ver con otros ojos, a sentir con otra conciencia la fuerza natural de la vida.
Si pudiera volver más atrás, me internaría en el bosque, me fundiría con la pachamama, como hacen los pájaros, hablaría con los árboles más viejos para aprender su lenguaje y sus historias, me despojaría de la ropa, me pintaría la piel con la sabia de los helechos del bosque, me vestiría con las plumas tornasoladas que los pájaros de la selva te regalan, bailaría celebrando la vida con mi tambor de anta alrededor del fuego.
Si pudiera volver a mirar el tintineo mágico de las estrellas en la noche, que se confunden con el vuelo de las luciérnagas.
Si pudiera bañarme en todas las caídas de agua, en todos los ríos de agua viva y correr por la pollera de la Pacha mama sintiendo el hálito puro y divino e inalterable que nos da el Wiñay Jaquiri.
Saludar cada día a Tata Inti por el nuevo día y cada día me despediría de él agradeciendo su sagrada compañía.
Todos mis actos serían profundos, espontáneos e inocentes, casi salvajes.
Entonces estaría preparado para volver al origen y fundirme con el Todo.
Pero ya ves…he sido separado del estado natural de conciencia, habito la soledad de las ciudades, interactúo con multitud de personas solitarias que se aportan entre ellas egoísmo y soledad.
Me he expulsado yo mismo del paraíso en el que nací, he perdido la noción de la presección del tiempo divino y no sé dónde está el este y voy empujado por el miedo hacia el norte que me extravía.
Necesito volver al origen, porque si no logro salir de esta locura, sólo me quedará seguir trabajando por dinero para pagar mis pecados capitales, mi falta de fe en la Madre Tierra, mi empeño por no escucharme, mi poco valor por no dejar atrás mi dudosa comodidad.
Si no encuentro pronto la salida, me perderé para siempre.