Acompañada de abuelos y abuelas incandescentes que nos regalan sanación y amor incondicional.
Recibo al nuevo año solar con esperanza renovada, con fe en el presente y con confianza en mí misma y en la vida que cada día nos recuerda que estamos de paso y que sólo hemos venido a dar Amor.
Renuevo mi compromiso con la Madre Tierra, con mis hermanos los Animales, las Plantas bellas y sanadoras, los Árboles abuelos y sabios, las Montañas y sus habitantes invisibles, los Ríos y Mares y sus Peces, el Viento que nos limpia y el Fuego que nos purifica, y también con los Hombres de buena voluntad.
Querida pachamama, tú que reinas en el universo con la inteligencia del sano equilibrio, escucha a tus hijos, intercede por nosotros con los grandes vientos, habla con el agua, con el fuego y con la tierra.
Hoy te pedimos dibujar la esperanza en nuestros rostros, dános la gracia de tu aliento eterno, cobíjanos con tu brillante Sol, guíanos en la noche de nuestras vidas con la luz de las estrellas y la sabia luna, acompáñanos en nuestro viaje visionario por medio del sueño sagrado y los tambores de luz.
Hoy te pedimos regresar las fuerzas de tempestad a su sitio, te pedimos calmar las aguas turbias, aquietar el fuego interno. Que tu sabia inteligencia se lleve muy dentro nosotros aquello que pulula y exacerba en exceso creando caos.
Hoy te pedimos que nos acompañes en la curación de nuestro cuerpo y espíritu. Tú que eres sabia haz de nosotros tus hijos instrumento de salvación, hoy te pedimos que tu manto de luz nos purifique y sane las heridas y errores de nuestro pasado, te pedimos que nos ayudes a limpiar nuestro sendero de luz.
Querida pachamama te glorificamos por tus flores, tus fragancias, la abundancia de tus alimentos y las aguas que hemos de beber. En agradecimiento te brindo mis sensibles prédicas, te rindo culto, te hablo en meditación y silencio, siempre muy presente estás en mis plegarias.
Querida pachamama, me comprometo a limpiar mis pasos errados, mis equivocados pensamientos y desleales actitudes, me comprometo en beber del río sano, en curar mis hermanos los animales y proteger los bosques, hoy me comprometo a dar alimento al pobre y quién estira la mano.
En ti nuestra vida nace, crece y reposa, en ti nuestra vida se enciende y se apaga. Somos tu luz, somos tu cuerpo, tu espíritu. Con solemnidad llegaré a ti convertido en polvo cuando mejor lo decidas. Munay pachamama, munay, ¡MUNAY!.
Agradecimiento es lo que tengo tierra mía , Madre Tierra, que me acoges, me sostienes a pesar de tantos resbalones…
Hoy he caído literalmente en tus brazos, atravesando el río pequeño y movedizo. Me he desmayado entre tus frías aguas de diciembre sin sentir apenas el helor.
Me he desnudado de abalorios inútiles para seguir transitando por tu piel, a veces subiendo, otras bajando, resbalando, escalando, esquivando ramas y rocas enmohecidas.
Me he reconectado conmigo y mis ancestros y con toda mi tribu de ayer y de mañana.
Escuchando el sonido del bosque que se abría paso a nuestro paso…
Siguiendo las huellas del maestro Amawta, siempre amoroso, siempre atento. Sanándome y sanándose. Humilde y sabiamente.