Escucho en las paredes los takes de mi memoria. El ruido de la moviola cuando ajustabas en la Voz. Yo a tu lado, quieta, absorta, aprendiendo ilusionada. Te parabas, consultabas el ‘tumba burros’ y me dabas otra lección.
Aprendí el oficio, escuchando a los oficiantes del ritual del actor. La energía de la sala se llenaba de ilusión. Tu voz segura se imponía en el atril y en la mesa de dirección derrochabas compasión. Eras duro y paciente, a veces también perdías el control. A tu lado he aprendido, la importancia del acento, la dicción, la sincronía y sobre todo la interpretación.
Fuiste maestro de maestros y hoy que parece que aun resuena tu voz en la sala dos, me contemplo repitiendo algunos de tus teoremas, te recuerdo entre mis gestos, te admiro con mi pasión.
Es un orgullo nombrarte, un suerte recordarte y un milagro haber podido mantener tu vocación.
Fue Dialogo un suspiro y Dubbing la consolidación y el futuro compartido con una nueva generación.