Eso te dicen quienes no han tenido nunca animales de compañía.
Animales que te hacen compañía, que absurda manera de definir el amor incondicional que tienen los animales te hagan o no compañía.
Hacen mucho más que eso, te muestran el presente continuamente, te recuerdan que sólo importa el aquí y ahora y juegan, saltan, comen, duermen, como si no hubiera mañana. Es decir te enseñan lo que es ser feliz sencilla y llanamente.
Hemos tenido varios gatos que nos han acompañado estos últimos veinte años.
A los dos primeros no llegué a conocerlos bien, Punky & Brady eran demasiado para nosotros…
no estábamos preparados para tanta sutileza gatuna.

Luego llegó Puli y nos cambió la vida. Ese gato intuitivo y precioso era demasiado inteligente y sutil para convivir en nuestro convulso universo familiar. Hizo lo que pudo en los escasos cinco años que vivió. Su ser etéreo absorbió tanta densidad que tuvo que sacrificarse por la causa y después de vivir a tope y regalarnos las rarezas más divinas, se marchó a otro lugar más plácido para él. Nunca he visto llorar tanto a mi marido, como el día que Puli se durmió.

Y con Puli, llegó la delicadeza hecha gatito. A Mixifú lo tiraron de un camión y lo rescatamos del infierno. Estaba lleno de parásitos y su vida era un susto continuo. El pobre era tan miedoso que nunca se relajaba. Era un gatito delicado y chiquitín con unos ojos tristes que te enamoraban. Sólo cuando dormía se dejaba acariciar y confiaba en ti. Era el mejor amigo de Puli y fueron muy compañeros. Seguro que se contagió de la inmunodeficiencia de su amigo, pero nunca se quejó. Mixi estará para siempre en nuestros corazones. Una noche se rindió y su enfermedad se apoderó de él. Todavía me duele cuando recuerdo cómo lo tuvimos que dormir…




Ya teníamos a Margarita y a Julieta y a Topito. Sí, señores, durante unos años tuvimos cuatro gatitos amorosos viviendo en casa. En su casa, más de ellos que nuestra. Margarita la cazadora de serpientes, ratones, palomas y lagartijas. Julieta, peluda y charlatana demandante de caricias constantes. Y Topito el que llegó una tarde de verano a nuestra puerta, le abrimos y se quedó.

Topito Barrilete, merece un capítulo a parte y hoy no puedo escribirlo porque se está muriendo.
—Hoy Topito se ha ido a las estrellas y nos ha dejado un vacío tan grande como lo fue él. Un gordito simpático y glotón que nos ha llenado de amor. No te imaginas cuánto te vamos a echar de menos amigo. Buen viaje♥