Las propuestas son diversas y muchas veces terribles. Aceptar que aquí venimos a experimentarlo todo, es como saberte víctima y verdugo al mismo tiempo. Es trascender el juicio y mirar por encima del hombro. Es reconciliarte con tu enemigo y amar hasta al más miserable.

Pero también escogemos el amor y la bondad, en realidad esto es un juego, bonito o feo ¿Qué más da?

Hemos repartido las cartas, nos vestimos con nuestro avatar y salimos al escenario a representar un papel que nos permita vivirlo todo y aprender.

Olvidamos el motivo que nos trajo a este planeta, olvidamos que quisimos encarnar y hacer piruetas en este mundo dual, lleno de amor y de miedo, lleno de gente normal que quiere alcanzar el cielo.

Aceptar lo inaceptable, aprender de lo imposible, amar lo inimaginable, disfrutar de lo sublime. Relativizarlo todo, sin juicio, sin redención. Todos somos inocentes. De este modo es la función.

Y si no quieres creerme… espera a que baje el telón.