Recuperar el equilibrio para sentirse mejor. No somos sólo una máquina, somos un engranaje mayor.

El cuerpo es ese envase que nos permite experimentar lo físico, lo sutil, también lo espiritual.

Tenemos cuerpos diversos: energético, emocional, mental, espiritual y mantenerlos saludables es nuestra misión para poder avanzar.

Cuida pues todos tus cuerpos, no menosprecies ninguno. Lo que ingieres por la boca, lo que piensas con la mente, lo que siente el corazón, lo que hablas con los ojos.

Esa energía que tragas cuando ríes o te enfadas.

Ese sol que te alimenta aunque hoy estés a dieta.

Ese bañito de sal que sana todo tu mal.

Ese amor, esa caricia, ese abrazo emocional.

Ese espacio, ese silencio. La paciencia y la bondad.

Ojalá nuestros futuros médicos estudien estas materias y no traten nuestros cuerpos como cacharros de ferias.

Nos recomienden canciones, nos inviten a bailar y practiquen con nosotros el abrazo y la amistad.

Los alimentos más puros que nuestra tierra nos da, los momentos oportunos para juntos meditar.

El cuerpo requiere tiempo para poderse sanar, hemos vivido de espaldas a su luz y su verdad.

El cuerpo es sabio, mi amigo, déjalo pues respirar, no lo atiborres a miedo, fármacos y enfermedad.