Te has quedado para vestir santos mi querido pintalabios. Te han tapado las boquitas y ya no tienes trabajo.
Aburrido en los cajones de cualquier cuarto de baño, te oxidas y te resecas, envejeces a diario.
¡Oh, mi pobre pintalabios! ¡Cuántas tardes de domingo, cuántos sábados pasados, perfilando tantos labios…! Y de repente una noche te condenan al ostracismo, te abandonan, te apartan del escenario.
Tus texturas se secaron, tus colores se apagaron.
¡Oh, mi pobre pintalabios, no sabian lo que hacían cuando te apartaron de mis labios!