A penas sin darnos cuenta, la vida se recompone y vuelve a ser un milagro.
Qué afortunado el humano que se percata de ello y vive dando las gracias a cada momento.
Vivir siempre es un milagro, cada flor, cada murciélago, cada diminuto ser, cada iceberg, cada beso que me das sin darte cuenta de que eres el hacedor del milagro de la vida, del renacimiento del amor.
Hoy vuelve a salir el sol, impasible, imperturbable, hoy también hace calor y eso invita a relajarte…
Nada es demasiado grave, todo acabará pasando, incluso tú que me lees, eres un suspiro andando.
¿Para qué tanta ansiedad? ¡Tanto miedo! ¡Tanta ausencia! Vuelve a confiar en ti y practica la paciencia.
Y fúndete con el sol, duérmete en aquella nube, visita algún ruiseñor, perfúmate y presume de ser como aquella flor que siempre huele a perfume.
Imita a los animales, salta, corre, come, duerme. Vivir es mucho más fácil de lo que a veces pretendes.
A pesar de los pesares, estamos aquí de paso, sigamos bailando juntos sin hacernos mucho caso.