En el mismo sitio, ahora sin carga, en la misma silla, ahora sin calentarla. Las mismas paredes que ya no me llaman, son otras las caras, las veo sin mirarlas.
Energías antiguas, pesadas, erráticas, oscuros rincones que no saben a nada. Desde la azotea, cogiendo distancia, ya no oigo las voces, ya no siento tu falta.
Nos fuimos despacio, dejamos la huella, la impronta es eterna, pero ya no pesa. Desde la azotea, hoy vengo descalza, ya no tengo miedo, ya no me haces falta.
Vuelvo con sonrisas, desde la distancia. Vuelvo de puntillas, no siento nostalgia, no te echo de menos, vivo aquí y ahora, en la misma sala donde aquí empezamos, hoy me siento libre, hice un buen trabajo y te doy las gracias por tantos buenos ratos.