Semillita estelar, eterna esencia, capullito de alhelí, alheliloso.
Pedacito de cielo esplendoroso. Trocito de bizcocho dulce y esponjoso.
Eres la eterna esencia, el infinito, la eternidad total en un cuerpito.
El mundo de los sueños se abre paso, cuando te ve llegar, bello Brunito.
Tu abuela, que soy yo, se desmorona. Tiembla, se hace a chiquita y se estremece, porque eres grande, dulce y amoroso. Eres un ser humano esplendoroso.
Un niño sabio, un alma vieja y bella que un día llegó desde una lejana estrella, para abrazar al mundo y darle amor y hacerlo cada día un poco mejor.
Gracias por encarnar pequeño Bruno, tu misión no la sé, más no hay cuidado, seguro que es sagrada y tan preciosa como la madre que te parió una noche hermosa, de miedo y restricciones horrorosas.