Entre la distopía y la disidencia o me siento a respirar.
Aprovecho este sol de otoño y me olvido de pensar.
Me cansé de tanta información que no me conduce a ningún lugar.
Ya sé que todo es mentira, sé que es una atrocidad.
Que el sufrimiento es la norma, que el cansancio la normalidad, que el dolor la normativa, que el miedo la única realidad.
Me cansé de saber que todos viven en esa absurda realidad, y ninguno se espabila por salirse del corral.
Me cansé de oír mentiras.
Me cansé una barbaridad de imágenes pervertidas, de distopía universal.
Hoy me quedo en el silencio.
En el ahora nada más.
En un café bien cargado bajo este sol otoñal.
Hoy me quedo con mis gatos, que maúllan sin parar, con el pajarito bello que me acaricia al pasar.
Me quedo con la poesía de mi casa, de mi hogar.
Con la paz y la alegría, con mis rezos, mis canciones, mis risas y tu amistad.
Me quedo conmigo misma, con ese amor incondicional que me dice que la vida es una oportunidad.
Me quedo con mis dos hijas, hijas de la divinidad, con mi nieto sabio y puro, con mi hermano sideral.
Hoy me quedo con la vida.
Te dejo tu humanidad.
Me quedo con la armonía, en paz y tranquilidad.
Hoy me quedo aquí sin prisa, me limito a respirar, a agradecerme a mi misma, por tanto amor y bondad.
A esperar con esperanza, con certeza y libertad, la utopía que merezco por derecho nada más.