Decía mi mamá querida que cada siete años se cambia. Además de muy querida, mi madre también era muy sabia.
Ciertamente cada siete años he podido comprobar que ha habido un cambio de ciclo.
Así pues, en 2012 se acabó el mundo que conocíamos hasta entonces y empezó la famosa era de Acuario. El gran despertar, la liberación de la humanidad, el principio de la nueva era donde el águila y el cóndor se iban a encontrar, como anunciaban los sabios.
En 2012 todos los gobiernos y todas las corporaciones fueron anuladas y embargadas, pero casi nadie se enteró.
No obstante, muchos iniciamos un camino sin retorno de crecimiento y toma de consciencia.
En mi caso personal, el despertar coincidió con una necesidad vital de abandonar la vida que llevaba hasta entonces. Directora, actriz y empresaria en un estudio de doblaje durante casi 30 años, había llegado al final de un ciclo de sufrimientos, esfuerzos, ilusiones y desilusiones. Un ciclo que parecía no tener fin y que me estaba consumiendo.
Mis peticiones y deseos más profundos se hicieron realidad, (ya sabemos que el universo 💫 resuena con nuestra vibración). Y, en octubre de 2019, coincidiendo con otro cambio de ciclo, tuvimos que cerrar nuestra querida empresa, a la que habíamos dedicado casi toda la juventud y mucha energía.
Al principio nos pareció un auténtico desastre ese cambio tan inesperado como deseado, pero…
…En esas estábamos, dando los últimos capotazos al cierre de la empresa, cuando un día escuché en la radio que en China había un virus y que había llegado a Italia. Paralelamente, en mi estudio llegaban algunos actores con la boca tapada, como ocurre en Japón 🔆 y con miedo en sus ojos por lo que escuchaban en los medios de desinformación.
Yo nunca tuve miedo a algo que siempre me pareció un show y un atentado al sentido común. Estaba más ocupada esperando la llegada de mi nieto y preocupada porque empezaba a escuchar barbaridades sobre encierros y restricciones de movilidad.
Mi nieto nació en pleno inicio de esta ‘plandemia’. Mi hija fue una jabata mamá que, gracias a su fortaleza y al acompañamiento providencial de su hermana (que no pudo volver a Japón, donde vivía, por el encierro obligado) pudo parir y cuidar a su bebé los primeros meses de locura de esta historia.
En abril coincidiendo con el primer mes de Bruno, me salté las restricciones de movilidad y el absurdo confinamiento, para conocer a mi nieto.
Nunca he usado mascarilla, ni me he hecho ningún pcr, ni por supuesto me he vacunado, de este invento mortal. He ido a cenar y nunca me han pedido carnet alguno.
He viajado en tren, en autobús, he ido a comprar y a veces ni me veían…otras, cuando me indicaban que tenía que ponerme el bozal, les decía, sonriendo, que estaba exenta. Exención que apoyaba con la documentación de mujer viva, soberana y autodeterminada, gracias a la actuación que aconteció en 2012 y que se llama OPPT (One People Public Trust)
Todo ha sido mágico, milagroso, poderoso. Tomar las riendas de tu vida, sin miedo, con certeza, con agradecimiento por todo lo vivido, cambia la realidad. O por lo menos, cambia tu realidad.
Y creo, sinceramente, que de eso se trata, de cambiar cada uno nuestra realidad personal, para que se dé el cambio que todos deseamos a nivel general.
Tú eres el cambio. Sólo hay que atreverse a dar el paso, sin miedo y con confianza total.
Somos más poderosos de lo que imaginamos. Somos seres multidimensionales, cuánticos, amorosos, creadores de mundos o destructores de mundos.
Hay muchas líneas de realidad.
Yo escojo la libertad, el amor y la conciencia. En honor, transparencia y gratitud🙏