Coches y más coches y vuelta a empezar, es la caravana diaria para ir a trabajar.
Prisas y más prisas, corriendo ya van los niños, los padres, corren para llegar a las oficinas de la oscura ciudad.
Y tragan y engullen bocatas y donuts y se echan el café por encima de los hombros.
Y no es una crítica, yo lo hice mil veces y hoy que lo veo me horrorizo de nuevo.
Es una carrera sin punto final, a ellos los educan para salir a trabajar y ganar un sueldo que les permita comprar todas las pastillas hasta el día final.
Salid de la rueda, de esa perversidad, que montan algunos con tu enfermedad. La vida no es eso, pequeño mortal. La vida es un juego, no un castigo infernal.
Y tienes derecho porque eres humano porque has elegido llegar a este plano con una misión que ya no recuerdas porque andas perdido ganando miserias.
Al mando de jefes que no te valoran, siendo muy obediente a todas las horas. Leyendo notícias tristes y tremendas que nunca te ayudan a tomar las riendas.
Eres poderoso pequeño mortal, sal de este Samsara, retorna al hogar de los hombres libres que contentos van por esta santa tierra repartiendo paz.