Nada sabemos de ti, ni de tu comportamiento,
en estancos compartimentos pareces vivir feliz.
No obstante eres un extraño, no te muestras, no te asomas,
habitas cual las palomas, en la azotea del barrio
Y allí cual vulgar canario, nos cuentas una retahíla de cosas tan descosidas, que no entiende casi nadie,
Cerebrito eres maestro en hacernos un desaire.
No entiendo tus movimientos, no alcanzo a saber qué quieres,
No comprendo tus anhelos, no juzgo tus padeceres.
Pero no me hagas sufrir, déjame vivir en paz,
No te hagas el incapaz y aprende a vivir sin mi.