Amarse a uno mismo como a tu prójimo debería ser la máxima que nos enseñaran en la escuela.
Amor propio del bueno, sin falsa modestia, sin egos.
Amor verdadero que se mira en el espejo y se reconoce bueno.
Amor a tu niño pequeño que un día se quedó huérfano.
Amor a tu cuerpo y a tu pensamiento, pensamiento ingenuo, pensamiento sin retorcimiento.
Amor a tus emociones y a tus palabras que son tu alimento, palabras bonitas, palabras sin remordimiento.
Amor a tus actos, a tus pasos rectos que si se equivocan reculan de nuevo.
Porque somos buenos, porque somos bellos, porque merecemos nuestro amor inmenso.
Porque por las noches, cuando seamos viejos, seamos felices y estemos contentos.
Porque lo que hicimos fue amoroso y tierno.
Porque finalmente supimos querernos.
👍
Me gustaMe gusta