Aprendices de sabios viajamos por la vida dando lecciones y repartiendo consejos. ¿Qué sabemos de nada ni nadie para permitirnos semejante osadía?
Imprudentes abrimos la boca demasiadas veces, sin pensar en las consecuencias…Ofendemos a los demás, los subestimamos, como si fuéramos sabios, como si lo hubiéramos superado ya todo, como si…
¡Qué incautos!¡Qué ilusos!¡Qué imprudentes!
No sabemos nada de nosotros mismos y ¿pretendemos conocer a los otros?
Si cada uno se mirara a sí mismo, si supiéramos hacer introspección y ser nuestros propios maestros, tal vez dejaríamos de opinar y ‘salvar’ a los demás.
Cada vida es única, intransferible. El camino es personal, la experiencia individual, el aprendizaje es de cada uno y al ritmo de cada uno. Nadie puede calzarse los zapatos de otro. Superar los traumas, aceptar la vida, aprender a soltar. ..Es un trabajo propio y solitario. Tan solitario como nacer, tan solitario como morir.