Señales de humo en forma de cristales,
lenguaje encriptado entre tus retales.
Nos hablas de lejos, estás en nosotros,
te sentimos cerca en los cristales rotos.
Eras el abuelo, el yayo, el jerarca,
te fuiste temprano, del brazo de tu ama.
La muerte te quiso y nos dejaste solos.
Abuelo querido, mi yayo, tu Antonio.
Te lloraron ellas, vestidas de luto.
Te fuiste temprano, te callaron pronto.
Tu risa era franca, tu cuerpo redondo.
Eras el abuelo, el patriarca, el todo….
Y hoy te recuerdo en mis cristales rotos.

A Antonio Solano (12/7/1902-19/5/1963)