Caminar por tu piel rugosa o verde, llena de piedras o de arena. Al borde del mar o ascendiendo a la cima de la montaña inmensa.
Escuchar y disfrutar del trino de los pájaros y descubrir una ardilla trepando por el abuelo árbol.
Respirar hondo y llenar los pulmones de brisa suave cargada de sol.
Sentirme parte de ti Madre Tierra y agradecer el momento de conexión íntima, profunda, auténtica.
Ahora en presente contínuo.
Vivir el instante y ser Dios.
Momentos para pasear y disfrutar de esa conexión mágica con el todo 🙂
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