Esa extraña sensación de soledad. Ese no saber que hacer y no hacer nada.
Ese impulso de vivir sin ansiedad. Esas ganas de salir sin escapar.
La manera de soñar sin despertar. La razón para escribir y no pensar.
Hablar sin querer herir, pedir perdón y perdonar.
Esa extraña sensación de volver siempre a empezar…
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YO VOY SOÑANDO CAMINOS
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está-.
«En el corazón tenía
«la espina de una pasión;
«logré arrancármela un día:
«ya no siento el corazón».
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada,
«quién te pudiera sentir
«en el corazón clavada».
Antonio Machado