Con esos ojos brillantes que quieren comerse el mundo. Con carita de amapola y boquita de jazmín.
Te veo niña preciosa que hoy empiezas a vivir.
¡Qué camino tan extenso vas a tener que compartir! Yo que ya lo hice casi todo, hoy tengo celos de ti.
De tus ganas, tus zapatos, tus medias, tus pies descalzos…
Tus risas y tus quebrantos…
Te auguro grandes aventuras, experiencias bellas y puras. Amores de los de antaño, caminatas, sueños, baños…
Te deseo la ventura, la sonrisa suave y pura, la poesía más divina, la vida sin amargura.
Te mereces lo mejor, ser puro, ser transparente. Hija de mi mi mismo sol. Mi extensión, mi descendiente.
Dios de ti se disfrazó y hoy aquí se hizo presente.