En silencio, sin gritar, diciendo pocas palabras, mirándote sin mirar.
Respirando despacito y con profundidad, escuchando los latidos de mi corazón y el mar.
Sacudiéndome las penas, confiando en los demás. Regalando buenas nuevas y abrazando sin parar.
Masticando poco a poco las dudas y los misterios, desnudándome los miedos, vomitando los errores.
Cantando viejas canciones, bailando los bailes nuevos. Y creyendo en el amor que es más poderoso que el miedo.
De repente y sin proponértelo un día puedes ver el Aura.