Cuando te quedes sin voz, cuando no tengas palabras, cuando te canses de más y ya no te echen en falta.
Cuando comas poco y mal, cuando no te rías de nada, cuando te canses de andar y te hartes de tus canas…
Será cuando más tendrías que quererte sin desgana, cuando saludes al sol sin prisa cada mañana.
Cuando nada necesites, ni a tu madre, ni a tu hermana. Cuando te sepas la dueña de tu vida y de tu alma.
Será cuando por las noches duermas con el ángel de la guarda como cuando eras pequeña y creías en mañana.