Hoy me he vuelto a equivocar, esto de ser humana es un continuo aprendizaje. De pronto en cualquier lugar tienes que hacer un examen. Y hoy a mi me han suspendido, no me he sabido la clase. He caído de rodillas en la inmensidad salvaje.
Me ha salido mi peor parte, mi parte más infantil, más necia, más inestable.
No he sabido surfear, me han tomado por salvaje, me he puesto en ese lugar donde tu esencia se evade. Donde tu ser se transforma en un trocito de carne, donde te sientes pequeño, donde eres un cobarde.
No es de valientes gritar, ni querer ser importante, ni ganar a toda costa, ni ser mejores que nadie.
Hoy yo la he vuelto a cagar, y volveré a concentrarme. No importa mi fiel Pankara, darme cuenta es lo que vale.
Me volveré a ese lugar de perfil bajo y amable, donde no eres importante pero vales más que nadie.
Entre incienso y helychrisum, sándalo e ylangylang, ando metida en aromas que me hacen suspirar.
Me paseo por olores que me devuelven al mar y me sumerjo en los bosques o en los campos de labrar.
Me gustan todas las plantas, los árboles mucho más. Las hierbas muy aromáticas, las flores y las demás esencias más especiadas, resinas de otro lugar.
Amo a mi mamá la tierra y le rindo mis respetos, por eso tengo mis reservas para estrujarle los sesos. Para talarle los bosques, para cortarle las flores, para esquilmar sus cortezas y estropear sus colores.
La mamá naturaleza es tan buena y generosa, necesita nuestros mimos y también nuestro respeto.
Embadurnada de esencias me retiro a meditar. Me emborraché de tu aroma, necesito descansar.
Entre vibraciones varias, recorriendo sensaciones, bostezando entre las tapas, callejeando por los rincones.
Desde que ya no me muevo, ni trasnocho y me meneo, el mundo se me hace extraño y me siento extraterrestre. Contemplo a toda la peña y me vuelvo a hasta mi celda.
No tengo necesidad de salir a pasear, se me hace muy extraño y un poquito innecesario. Me molestan los ruidos, no soporto los graznidos de la gente si ha bebido.
Nunca me gustó la fiesta del comer y del beber, del fumar y del perder la noches en los garitos invadidos de ruiditos y sin poderte mover.
Y cada vez es peor, no me siento ni las piernas, los ojitos se me cierran, prefiero mirar al sol.
Buenas noches Azucena, que duermas bien mi pequeña y cuida tu vibración.
Es fácil domar al ego cuando estás solito en casa. Sin intercambiar palabras, ni energías de otras razas.
Es fácil sentirse sabio, tranquilito en tu jardín. Rodeado de buen rollo, de armonía y colibrís.
¡Qué fácil estar sereno! Sin que salte el corazón, cuando no hay mucho ruido, cuando estás solo con Dios.
Pero prueba a dar el salto, a salir de tu rincón, a mezclarte con la gente, a transitar la ilusión de ser uno con el otro, de ser amigo y colega. De escuchar, de oírlo todo sin que afecte a tu sesera.
Sin sacarte de tu centro, sin perder la compostura, siendo prudente y discreto, sosteniendo la cordura, sin que nada te perturbe, sin que te desequilibres. Desparramando armonía por los seres imposibles.
Yo he caído hoy en la trampa, he perdido el equilibrio y me he dado un buen morrón, pero aún me siento viva para sentir en mi cuerpo que soy sabia y exquisita.
Que el amor que por ti siento, Azucena, es eterno e infinito 🫶