Y subes, vas subiendo y subes sin mirar atrás. Y vas reconociendo los lugares por los que no quieres volver a pasar…
Y subes y, de pronto, pareces tropezar y sientes que tus piernas no tienen ganas de avanzar.
Pero tú subes y subes y subes sin cesar. Para abrirles camino a los que vienen detrás.
Y te sientes liviano de tanto caminar, los zapatos son viejos, los pies no pueden más, pero el alma renace y vuelve a comenzar.
Hay caminitos fáciles, suaves de pisar. Otros son escarpados, llenos de fango muchos más.
Algunos muy torcidos, no los puedes andar, y los que son planitos te aburren al pasar.
La vida son caminos, senderos por andar. Avanzando, aprendiendo, volviendo a comenzar.
Recargando las pilas para poder pasar por lugares difíciles que te hacen peligrar.
Sé tú mismo, no dudes de tu ser inmortal. El camino no importa, lo importante es llegar.