Has durado poco, querido ‘cloclueco’.
Ha sido cortito pero muy intenso.
Y nos has servido con amor y tiento.
Hicimos locuras contigo y, a tiempo, supimos leer las señales del universo.
Al final es eso, fluir con las nubes, bailar con los versos, reírse de todo y empezar de nuevo.
Saber que estamos de paso por el escenario del teatro del mundo. ¡Que todo es tan neutro!
Que hoy te ríes de todo y mañana estás muerto.
Que el coche, la casa, tu ropa, el dinero… están al servicio de tu SER ETERNO
Y hoy resucitado, nuevito y perfecto, sigues al servicio y no tienes dueño.
Y yo surfeando y tu consintiendo vamos de paseo con mi coche nuevo.