Bendita oportunidad la de mirarte a través del otro para poder observar tus egos, esos remotos que creías superados. Has trabajado ya tanto…
Cómo si fuera posible.
No querida, es imposible. Aquí estás en el día a día lamiéndote las heridas. Confrontando tus miserias. Trabajando tus interferencias…y somos afortunados los que andamos ocupados en mirarnos para adentro. Criticar a tu vecino eso ya no tiene mérito. Lo difícil compañeros es observarnos primero. Observar ese esperpento que se nos muestra de cara, que es tu amigo, tu vecino, tu madre o tu buena hermana. Es ese que te recuerda que te sanes tú primero. Antes de ir dando lecciones y consejos de agoreros. Antes de andar de maestros, de creernos los más buenos. De parecer que tenemos superados nuestros miedos.
Es mejor ir hacia dentro. Arreglate tú primero. Ve pa dentro compañero. Tú tienes todas las claves, observa bien lo que dices, lo que sale por tu boca. Lo que sientes, lo que haces, lo que piensas, lo que abortas. Todos las pruebas que el cosmos te presenta en tus narices. Todos los buenos propósitos que procastinas. Todas las buenas palabras que no salen de tu boca y los malos pensamientos que te invaden y trastocan. Todos las risas frustradas, los abrazos malogrados, las caricias que no diste. Las palabras que has callado.
Mírate bien para dentro, en ese bendito espejo que nos ponen cada día delante de nuestro ego.