Acompañar sin invadir, acompañar sin molestar. Estar ahí sin irrumpir, saber hablar, aprender a callar.
El dificil arte de acompañar, cuando haces bien, cuando puedes sumar. Cuando aprendes a distinguir entre opinar y mandar.
Y controlar ese ego sutil que siempre intenta destacar, sobresalir y competir, ese ego estúpido y febril que sólo quiere molestar.
Aprender a estar sin exigir, para abrazar sin apretar, para dar besos sin herir, pasar de puntillas por ahí, aun cuando no puedas pasar.
El dificil arte de acompañar a quien más amas a tí mismo a tu otro yo, a tu ser sutil, a algún amigo,a tu hijo.
Acompañar desde el amor, desde tu esencia superior, desde esa frágil sensación de poder ser por un instante dios.