Con segurida y certeza. Sin miedo, ni desconfianza. Descartando la pereza y enderezando la espalda.
Me dispongo a atravesar el atardecer de mi vida proyectando que será la mejor parte escogida.
No tengo pereza amiga, ni cansancio ni fatiga. Tengo ganas, mucha fuerza y la conexión divina. Asi que ¿quién dijo miedo? Lo mejor está por llegar y quiero jugar la partida.
Llevo las alforjas llenas de amor y fe en esta vida.