Es simple, sencillo y llano. No tiene parafernalia, te despiertas con el sol y agradeces su mirada.
Preparas tu desayuno y desayunas con calma, miras a tu alrededor y te sientes como en casa.
Ya pasaron esos días de prisas e intolerancias, ahora toca disfrutar y respirar todo el prana.
La tercera dimensión muchas veces es fantástica, sólo tienes que vivirla con el corazón en calma.