UN MENSAJE DE ESPERANZA DESDE LOS ANDES – AMAWTA FERNANDO

Quizás no sea tan importante seguirle el juego a la oscuridad y pasar de todo.

Quizás sea hoy más importante ser toda luz. Llevar una tea encendida por donde sea que caminemos, aunque nos digan copiones y seamos objeto de sonrisas.

Quizás al cerrar el año, nos venga un vendaval de tristeza y en el recuento, no haya a quien reclamar por los meses que nos sustrajeron al encierro y no tengamos por donde cuadrar el recuento de la vida.

Quizás la Pachamamita y el creador estén aún sanando el dolor de sus hijos que marcharon sin un adiós.

Tal vez nos toque vivir en la incertidumbre de la vida.

Pero hay algo que compartir aun entre los hombres, hay algo por que vivir y seguir habitando está sagrada tierra.

Debemos buscar, desarrollar y compartir con el resto de la creación aquel poder que nos fue dado al nacer y con el que crecimos oculto dentro de nuestro corazón, detrás de las cortinas superfluas del pecado, la guerra, el hambre, la envidia, la ambición humana, el miedo, la esclavitud y la ignorancia, las dependencias ideológicas y emocionales.

Quizás hoy sea más importante que una tarjeta navideña, un mensaje de amor universal y de esperanza labrada en el deseo sincero.

Pensemos juntos en que habrá un nuevo amanecer, que pronto las cosas materiales tendrán un otro lugar diferente y a nadie les quitará el sueño.

Pensemos en que habrá un reencuentro de la humanidad con nuestros ancestros mayores que vendrán para guiarnos, que nuestros fracasos por ser mejores nos empujaron al desfiladero.

Pensemos que quizás los creadores de caos, cayeron en la trampa de sus ambiciones mortales y efímeras.

Pensemos que al final de todo, vencimos sobre la naturaleza y su costó no lo pagará la ciencia, porque no existe dinero suficiente, ni oro conque pagar el precio de la locura humana que acabó con el paisaje y el aire fresco.

Pensemos en este nuevo año, que termina el 21 de Diciembre, que sabremos caminar el sendero de la vida, un poco más libres, un poco más abiertos a las posibilidades, un poco más lentos, un poco más enraizados a la tierra, un poco más enamorados de nosotros mismos, un poco más abiertos a ser mojados por la lluvia.

Finalmente más en armonía con el universo, aprendiendo a valorar cada amanecer y cada noche, por más lóbrega y cerrada que sea.

Jallalla!!

Amawta Fernando Ergueta Desde Los Andes

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