Trabajando la sombra te asombras de ti misma.
Eres valiente guerrera, destapas tus miserias, tus zonas más oscuras, esas que nunca nadie ni siquiera conoce.
Están en tu inconsciente o en tu subconsciente, y hacerlas conscientes no resulta cómodo.
Es el camino rojo, a veces más bien negro, el camino que te lleva a despertar…y duele.
Duele conocer que no eres inocente, que volver a la inocencia requiere valor.
Te desnudas de máscaras, te muestras vulnerable, te sientes suficiente y respirar tu luz.
No eclipsas la de nadie, no le robas el aire, no avasallas su espacio, no liquidas su luz.