No te creas nada, ni lo que oyes, ni lo que ves.
No creas lo que lees, ni lo que estudias.
No creas lo que escuchas ni lo que dices.
No creas lo que piensas.
Cree lo que sientes, lo que experimentas, lo que te hace feliz, lo que te alegra el alma.
Cree la mirada profunda, la que no engaña.
Cree el sol que te alumbra por la mañana.
Cree en tus intuiciones, tus premoniciones, cree en todas las cosas que te han dicho que no sirven para nada: una puesta de sol, el rocío de la mañana, el latido de tu corazón, ese nunca te engaña.
Cree en ti como si no hubiera nada más en el mundo.
Tienes la fuerza, la verdad, las ganas, de cambiar este mundo de falsas apariencias, de mentiras, de canallas.
Cree en ti porque tú tienes la verdad, mi hermana.
Tu Eres la luz, el sol, la tierra, Dios mismo sin falsedad, ni falla.
Cree en ti, porque es a lo que temen los que ya perdieron la batalla energética, la guerra del miedo.
El Amor es la senda para llegar al cielo y hacer de este planeta un edén eterno.