Esqueletos humanos. Pobres piltrafas.
Caras serias, despojos con telarañas.
Ojos fríos, sin brillo, seres sin alma
Uniformes, abrigos, humo, pestañas.
Corazones vacíos, risas amargas
Palabrotas, castigos, multas, patrañas.
Reuniones, compromisos, togas pesadas.
Densidad, vanidades, citas extrañas.
Os miro de reojo, con esperanza
Os dejo ir sin carga, con confianza
Compadezco la vida que habéis tenido
Pero es libre el camino y el albedrío.
Cada quien su mochila carga consigo
Vuestro cruel sufrimiento fue también el mío.
Los tacones lejanos que oigo de lejos
me recuerdan que puedo morir de viejo.
Eligiendo otra vida, otro destino
Que sea más liviano, más divertido.
Agradezco a la vida por la ventura
de dejarme vivir mi propia locura.