Desde el lugar que te toca, sin juzgar, sin decir nada, sólo poniendo esa cara que te delata…
Ofreciendo el corazón, el amor y la empatía, respirando la alegría, confiando en su camino.
Palos a gusto no duelen, decían las viejas sabias, las que remendaban faldas y guardaban tus juguetes.
Aprende a soltar el lastre, a confiar en la vida, a despojarte de ira, de miedo y de desamparo.
Y bendice su camino, respeta sus decisiones, afianza tus ilusiones, y desayuna despacio.
Palos a gusto no duelen. Disfruta pues de este día, vive tu vida carajo.