Tus hijos sí son tus hijos, también lo son de la vida, vinieron porque quisieron, escogieron su guarida.
Son cachorros indefensos, niños llenos de misterio, adolescentes inciertos, adultos, padres, abuelos…
Tus hijos son tu semilla, tu mañana, tu desvelo. Tus hijos tienen su vida, pero la tuya sin ellos, es una vida vacía, ellos son tu amor eterno.
Y se irán lejos un día, vivirás también sin ellos. Conocerás sus heridas, te desvelará su sueño.
Y tu teta vieja y caída se acordará de su boquita de terciopelo.
Tus hijos son tu alma, tu corazón y tu alegría, pero sin pausa y sin miedo, déjalos hacer su vida, confía un poco más en ellos.
Soltar lastre es tu sabiduría y la confianza, mi amiga, de que todo es para su mayor crecimiento.
Te separarás de ellos, porque eso es ley de vida pero, sin duda querida, tus hijos son tu álter ego, esa luz en la retina, esa verdad, ese misterio.
La mayor algarabía, el más grande amor eterno.
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