Hay muchas cosas que hacíamos antiguamente que hoy me parecen una barbaridad.
Una de ellas era ‘obligar’ a los niños a dar el beso de las buenas noches o el abrazo de los buenos días.
Los niños son pequeños, graciosos, tienen genio y sobre todo saben lo que les conviene, muchas veces mejor que sus propios padres.
Saben con quién quieren estar y con quién no. Saben lo que necesitan comer y tienen sus preferencias y gustos definidos.
Habría que respetar más a los niños y no tratarlos como si fueran juguetes o muebles que podemos trasladar de un sitio a otro.
Como si fueran sordos y no escucharan nuestras conversaciones, como si fueran insensibles y no se dieran cuenta de nuestros estados de animo, como si no les afectara nuestra relación con ellos.
Los niños son material sensible, porque parece que no están, que no se enteran, pero su mundo es permeable y absorbe cualquier cosa de su entorno.
Una imagen, un ruido, una palabra, una emoción, una energía discordante. El equilibrio, la paz, la seguridad, la armonía.
Se hacen leyes para ‘defender’ los derechos de los niños. Pero la mayoría de las veces no se les tiene en cuenta y casi siempre se les ‘obliga’ ¿por su bien? a hacer cosas que no quieren hacer.
No respetamos a los niños y los niños arcoiris que empiezan a habitar este planeta merecen nuestro respeto.
Aprendamos de nuestros niños, ellos son hoy los maestros.
Los hombres y mujeres de la nueva era de Acuario. Que dan los besos a quién quieren, cuándo quieren y porque quieren, en libertad, respeto y amor.