Por arriba, por abajo, demasiada información que a ti te importa un carajo y te nubla la razón.
Nos machacan, nos aturden, endurece el corazón, tanta palabrería inútil, tanta absurda erudición.
Resulta mucho más útil la propia experimentación. Suelta el móvil, las noticias, los cursos, las disciplinas que te llenan la cabeza pero atrofian la intuición.
De todo siempre hay expertos, todo ya estudiado está. Te enseñan cómo hacer hijos, cómo te irás al más allá.
Si pudieras aflojar, fluir, y darte ese tiempo que te permita sentir, sin pensar tanto, sintiendo.
Cómo crece aquella flor, cómo sopla hoy el viento, si hace frío o hace calor, caminar sobre tu huerto, disfrutar que hoy hace sol y tumbarte con tu nieto.