Comer chocolate para merendar y tomar el sol antes de almorzar.
Bailar por las noches antes de cenar y escribir poesía siempre, sin parar.
Hablar con mi nieto de la eternidad, abrazar a mis hijas sin que haya un final.
Grabar con mil voces lo que escribí ayer y comer contigo coliflor sin bechamel.