Nos podrán amenazar, se inventarán nuevos virus, nos querrán amedrentar y asustar y dividirnos…
Pero no lo lograrán, hoy la suerte ya está echada. La partida es un farol y ellos ya no valen nada.
¿Acaso no has visto el sol, cómo le brilla la cara? ¿Te has fijado en las estrellas? ¿En el mar? ¿En las montañas?
Están todos celebrando la buena nueva esperada. Estamos en una fiesta largamente preparada.
Hoy el cielo es más azul, el viento me acaricia la cara. Las nubes son de algodón y los pajaritos cantan.
Por la noche las luciérnagas alumbran como si nada y el águila más grandiosa se pasea por mi casa.
La casa del corazón late con sangre renovada y contagia la ilusión a quien quiera visitarla.