Cuando era adolescente me atormentaba la idea de esa cosa tan extraña que nos dicen que es el tiempo. El tic tac irremediable, que parece que no para, el reloj, los calendarios, los días y las semanas.
Menudo invento infernal, menuda trampa indecente, el tiempo es otra mentira que forjamos en la mente.
Ni pasa, ni se detiene, el tiempo no tiene forma, ni se acaba, ni se extiende, el tiempo es una ponzoña que quisieras poseer, controlar, adormecer. El tiempo, querido mío, se escapa con tu mujer.
No quieras pues detenerlo, deja que vuele, compadre, el tiempo te tiene preso y no te suelta el amarre.
Suelta el control de la mente, y relaja el corazón, no existe el tiempo querido, es tan sólo una ilusión.