Hoy me ha acariciado una acelga verde curación. Tenía las hojas pequeñas y muy grande el corazón.
La recogí de mi huerto una mañana de sol. Estaba ya muy crecida, había hecho el estirón.
La lavé con mucho mimo, le sacudí los insectos, pedí permiso a su esencia para llevarla conmigo.
Ella me miró un ratito, y se mostró generosa, la acelga es una verdura muy agradable y graciosa.
La gente la quiere mal, dicen que es «desaboría», si supieran cuán ingratos son con su sabiduría…
La acelga tiene la esencia de la tierra, el agua y el sol y sólo con su presencia alegra tu corazón.
Pero yo hoy te recomiendo que la tritures muy bien, eches agüita caliente, un ajo y algo de sal, aceite de virgen extra y te la comas tal cual.
Notarás cómo alimenta tu alma y tu corazón y sentirás en tu estómago la más dulce curación.
Gracias mi querida acelga, por ser mi alimento hoy, siempre estarás en mi huerta, no dejes de alimentarme, acelguita de mi vida, quédate siempre conmigo hasta el final de mis días.