Tal vez te llamaran tonto, te acusaran de insensato, de simple y algo pazguato, te tomaran por un gil.
No importa, no hagas mucho caso, si tu intención es la misma, si vuelves una y mil veces a poner la otra mejilla.
Y no es que no tengas orgullo, ni te quieras poco o mucho, no eres tonto, inconsecuente, ni tienes baja autoestima.
Eres bueno e inocente, tienes alma y corazón, no sacas el aguijón para vivir con la gente.
Te muestras sin más disfraz que tu esencia más auténtica, eres una estrella fugaz, eres puro amor viviendo una experiencia.
Y te acuerdas de tu origen y conoces tu destino, y sabes que tu camino es el que estás recorriendo, ayudando a tu vecino, cien mil millones de veces.
Por eso te felicito, por ser honesto contigo, por confiar en tu amigo desde ahora y para siempre.
Por seguir tu corazón, salir del caparazón y tener la valentía de enfrentarte con la vida cuando se de la ocasión.
Anda, pon la otra mejilla, sigue demostrando tu amor.