¡Qué maravillosa aventura es la vida!
Llegamos desde las estrellas y nos tuvimos que despedir de nuestro hogar, de la casa del Padre, y escogimos a los padres terrenales que nos acompañarían en nuestro inicio del viaje de la vida.
Y la primera despedida no se hizo esperar: después de 9 maravillosos meses nos despedimos del útero materno que, amorosamente (en la mayoría de los casos), nos abrazó, alimentó y acarició.
Esa fue una despedida cruel que nos abriría las puertas a la vida en su esplendor y crudeza en la misma proporción.
Experimentar la vida es un regalo lleno de sorpresas. Lleno de despedidas y de aventuras nuevas que acostumbran a asustar por lo desconocido, pero que nos abren un infinito mundo de posibilidades.
Y empezamos a navegar por los mares de la vida. Mares en calma, mares agitados, mares con olas imposibles, mares transparentes y llenos de peces de colores y mares con tiburones de los que tenemos que escapar.
Oh¡! La vida….
¡Qué maravillosa experiencia!
¡Cuantas despedidas! Cuántos encuentros! Cuántas aventuras!
Aprendamos a despedirnos de la vida, algún día, cuando nos toque, todos lo haremos y sería bueno que fuera una despedida dulce, amorosa, agradecida.
La meta es el camino, disfrutemos pues de él y vivamos con alegría.