La noche oscura puede ser también la noche clara. Pero no es gratuito, hay que esforzarse y ejercitar la conexión con el alma para encontrar el lado luminoso, para que no aparezca siempre la cara oscura de tu alma, tu luna nueva.
Siempre fui más luna nueva que luna llena. Siempre vi el vaso medio vacio, incluso me sentia cómoda revolcándome en la tristeza, la nostalgia, el pesimisimo…Tambien forman parte de mí y a fuerza de regarlos fueron creciendo y se convirtieron en un bosque frondoso de pena y auto compasión.
Ya me cansé, mis momentos de paz, equilibrio, aceptación, hasta de felicidad son cada día más. Mis sentidos se han afinado y me permiten escuchar a los pájaros y oler las flores y contemplar el cielo sin aviones y tocar a mi gato sin prisa.
Cierto es que soy una privilegiada, porque vivo en una casa con jardín, huerto, piscina y mucho sol. Pero en esta casa también lloré mucho y me sentí infeliz hasta el abismo…
Todo es neutro. Todo es como tú lo sientas en ese momento. El entorno ayuda, pero no es decisivo. Creo que he necesitado vivir 60 años para elegir respirar o ahogarme, para escoger contemplar a actuar, para aprender a callar a tiempo y hablar lo justo. Para confiar en mi y en la vida y no esperar lo imposible pero aceptar lo inesperado.
La vida es una sorpresa constante. Todo cambia aunque parezca que cada día es igual. Y no, no andamos dando vueltas en círculo cual ratones de laboratorio, aunque a veces lo parezca, siempre podemos salirnos de la manada, es cuestión de voluntad, de suerte, de experiencia, de sabiduría, o de todo un poco.
Sólo respira. Y si puedes agradece al sol por otro dia.
Vive agradeciendo y disfrutando de cada momento. Esperando la muerte en paz. Seguro que será una experiencia inolvidable.