Se movía como loco, como si supiera que estaba en el paraíso
Nos regalaba su movimiento para decirnos que estuviéramos tranquilos que estaba dispuesto a vivir.
Que se había armado de valor y había decidido experimentar la vida.
Que intuía lo que le esperaba y aún así no tenía miedo, era una guerrero de luz, un alma vieja y sabia que venía a por todas.
Nos invadió la emoción y empecé a sentir devoción por ese ser pequeño e indefenso que se estaba formando para la aventura de la vida.